Ecología de la Oruga Procesionaria del Pino
La Thaumetopoea pityocampa, comúnmente conocida como la oruga procesionaria del pino, representa una plaga ampliamente distribuida que afecta a los pinos, pero que también se encuentra en cedros y abetos.
El ciclo de vida de esta plaga comienza con los adultos, las polillas, que depositan sus huevos en las ramas. Estos huevos eclosionan en larvas, las orugas, que se alimentan de las hojas hasta que llega el momento de descender al suelo, donde se entierran para formar pupas o crisálidas. De estas crisálidas emergerán nuevos adultos, que continuarán el ciclo al aparearse y poner huevos en las ramas.
El nacimiento de las larvas u orugas ocurre aproximadamente a finales del verano, y durante el invierno tejen un capullo blanco para resguardarse. A finales del invierno o a principios de la primavera, descienden al suelo. Este momento de descenso es especialmente delicado, ya que es cuando representan el mayor riesgo, sobre todo para la salud de los niños y nuestras mascotas.
Control de la oruga procesionaria
Para hacer frente a la plaga de la procesionaria del pino, se emplean diversas estrategias:
Fumigación: Aunque fue una práctica común en el pasado, actualmente se considera obsoleta debido a su relativa efectividad y su alta toxicidad para el medio ambiente.
Trampas de captura de adultos: Este método ecológico busca reducir la población de orugas al evitar la reproducción de adultos, pero su eficacia es limitada.
Trampas de captura de orugas: Se dispone de varias técnicas para atrapar a las orugas, con resultados de eficacia moderada. Estas trampas pueden ser una opción viable cuando no se han implementado medidas preventivas efectivas para evitar la presencia de orugas.
Tratamientos fitosanitarios por endoterapia: Este enfoque novedoso es altamente ecológico y altamente eficaz. Implica la administración de inyecciones en el árbol para impedir que las orugas se alimenten y se establezcan en él.